La escuela siempre fue para mí un espacio de entusiasmo. Hijo de una profesora, crecí rodeado de libros y del interés por estudiar y aprender. En este contexto, en abril de 2013 fui invitado por la escuela donde estudiaba a conocer el proyecto “Escultismo en la Escuela”, una colaboración entre los Scouts de Brasil y la red pública de enseñanza de la región donde vivía. Allí fundamos el Grupo Scout “Serra do Mar”, que se convertiría en un conjunto de gratos recuerdos de mi vida.
El proyecto tenía un claro enfoque social: su premisa era incorporar el Escultismo en la rutina de jóvenes provenientes de realidades de vulnerabilidad social. Nuestros voluntarios eran profesores de la propia escuela que, inspirados por sus trayectorias en el Movimiento Scout, se dedicaban a garantizar que pudiéramos vivir el Escultismo.
Llevo con mucho afecto la memoria de mi primer campamento y de la primera noche durmiendo en una tienda. Recuerdo haber construido allí amistades que trascendían las relaciones escolares. Evoco el entusiasmo que sentía al aprender un nuevo nudo y cómo ese mundo maravilloso de juegos, canciones y caminatas se abría ante mí.
Pero lo más significativo fue lo que pude observar en los demás jóvenes. Vi a compañeros transformar sus rutinas: la motivación en la escuela aumentaba, las calificaciones mejoraban y, sobre todo, creamos una importante comunidad de apoyo mutuo.
Fui testigo en primera persona de cómo el Escultismo cambia vidas a través de su método educativo. Creo firmemente en un Movimiento que contempla la diversidad socioeconómica presente en nuestra institución con dignidad, respeto y acogida.
Llevo conmigo la convicción de que trabajar para hacer el Escultismo más accesible —tanto social como financieramente— es un desafío, pero también una oportunidad para democratizar aún más nuestro Movimiento. Debemos recordar que existen territorios donde nuestra labor marca una diferencia decisiva en la vida de los jóvenes, y reflexionar si hoy el Escultismo es realmente para todos.
Para soñar con un Escultismo igualitario, es fundamental que nuestras instancias también sean más accesibles y, por ende, más democráticas. Solo así viviremos un Escultismo horizontal que acoge, da voz y ofrece un lugar alrededor del fuego para todos.